viernes, 9 de marzo de 2012

Imperio Alemán (1781-1918)


Alemania fue unificada como un moderno estado-nación en 1871, cuando se forjó el Imperio alemán, con el Reino de Prusia como su principal constituyente. Después de la derrota francesa en la Guerra franco-prusiana, el Imperio alemán fue proclamado en Versalles el 18 de enero de 1871. La dinastía Hohenzollern de Prusia lideró el nuevo imperio, cuya capital se estableció en Berlín. El imperio fue una unificación de las partes dispersas de Alemania, excepto Austria. A partir de 1884, Alemania inició el establecimiento de varias colonias fuera de Europa.







En el período posterior a la unificación de Alemania, el emperador Guillermo I orientó la política exterior garantizando la posición de Alemania como una gran nación al forjar alianzas para aislar a Francia por la vía diplomática, y evitar la guerra. Sin embargo, durante el reinado de Guillermo II, Alemania, al igual que otras potencias europeas, dio un curso imperialista que provocó fricciones con los países vecinos. La mayoría de alianzas en las que Alemania había estado previamente implicada no se renovaron, y nuevas alianzas excluyeron al país.

En concreto, Francia estableció nuevas relaciones mediante la firma de la entente eordiale con el Reino Unido y la obtención de vínculos con el Imperio ruso. Aparte de sus contactos con el Imperio austrohúngaro, Alemania se vio cada vez más aislada.

En la Conferencia de Berlín, Alemania se unió a otras potencias europeas para reclamar su parte de África. Alemania obtuvo la propiedad sobre varios territorios africanos en la parte este, sudoeste, Camerún y Togolandia. La lucha por África causó tensiones entre las grandes potencias que pueden haber contribuido a crear las condiciones que llevaron a la Primera Guerra Mundial.




El atentado de Sarajevo (1914) en el que murió el heredero de la Corona del Imperio austrohúngaro, desencadenó la Primera Guerra Mundial. Alemania, como parte de las Potencias centrales, sufrió la derrota contra las Potencias Aliadas en uno de los conflictos más sangrientos de todos los tiempos. La Revolución de Noviembre estalló en 1918, y el emperador Guillermo II abdicó. Un armisticio que ponía fin a la guerra se firmó el 11 de Noviembre y Alemania se vio obligada a firmar el Tratado de Versalles de 1919. En su negociación fueron excluidas las Potencias derrotadas en contradicción con la diplomacia tradicional de la posguerra. El tratado fue percibido en Alemania como una humillante continuación de la guerra por otros medios y su dureza se cita a menudo como un factor que facilitó el posterior ascenso del nazismo en el país.

jueves, 2 de febrero de 2012

Republica de Weimar (1919-1933)


La adversidad económica, debida tanto a las condiciones de la paz como a la gran depresión mundial, es considerada una de las causas que provocaron el respaldo por parte de los líderes de opinión y los votantes alemanes hacia los partidos antidemocráticos. Durante la guerra y hasta su fin se había mantenido a la sociedad alemana con la idea de que la victoria era casi segura y la falta de una invasión alimentó la teoría de que fueron las fuerzas democráticas ( y comunistas, así como los judíos) las que traicionaron a la patria y provocaron la derrota.

En las elecciones extraordinarias de julio y noviembre de 1932, el Partido Nacional-Socialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP, “partido nazi”) obtuvo 37,3% y 33% de los votos respectivamente.

La inestabilidad política y la imposibilidad de crear un gobierno firme obligó a que el presidente del gobierno tuviera que nombrar al canciller, algo que de origen era tarea del parlamento.

El 30 de Enero de 1933, por presión del NSDAP, el presidente (jefe del Estado) Paul von Hindenburg (canciller durante la Primera Guerra) nombró canciller al líder del NSDAP, Adolf Hitler.

domingo, 1 de enero de 2012

Alemania Nazi (1933-1945)


Tras la muerte de Hindenburg se denominó a Adolf Hitler Jefe de Estado, lo que dio inicio a la Alemania Nazi. El 27 de Febrero de 1933, el Reichstag fue incendiado. Algunos derechos democráticos fundamentales fueron derogados posteriormente en virtud de un decreto de emergencia. Una Ley de Hitler dio al gobierno el pleno poder legislativo. Sólo el Partido Socialdemócrata de Alemania votó en contra de ella; los comunistas no pudieron presentar oposición, ya que sus diputados habían sido asesinados o encarcelados. Un estado totalitario centralizado fue establecido por una serie de iniciativas y decretos, haciendo de Alemania un Estado de partido único.






La industria se reguló para desplazar la economía hacia una base de producción de guerra.

En 1936 la política de Hitler de anexionar tierras vecinas para hacerse con Lebensraum (espacio vital) que incluyó a Austria y a Checoslovaquia anexionándose la parte checa y estableciendo un gobierno títere en Eslovaquia, llevó al estallido de la Segunda Guerra Mundial el 1 de Septiembre de 1939, cuando atacó Polonia.



Inicialmente Alemania obtuvo éxitos militares rápidamente (de ahí el término “guerra relámpago”) y consiguió el control sobre los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, norte y oeste de Francia y posteriormente sobre Dinamarca, Noruega, Yugoslavia y Grecia en Europa, y Túnez y Libia en el norte de África. Además tenía como aliados firmes al Imperio de Japón (quien hacía su propia invasión por Asia y Oceanía) e Italia (que ya había invadido Albania, Etiopía, controlaba Libia junto con los alemanes y atacaba Malta y el Egipto Británico).
Sus aliados, más bien vasallos, fueron el Gobierno de Vichy (la Francia Sur controlada por el mariscal Petain y todos sus territorios africanos y asiáticos: Marruecos, Argelia, Siria...), Finlandia, Eslovenia, Croacia, Hungría, Rumanía y Bulgaria.



Otros Estados tenían que colaborar con los alemanes para que no hubiese represalias y no fuesen invadidos, así que su neutralidad estaba claramente manifiesta, evidentemente al estar rodeados por territorios alemanes no les quedaban muchas opciones, estos Estados fueron Suecia, Andorra, Mónaco, Suiza, Liechiestein, San Marino, El Vaticano y Turquía. En el verano de 1941 un ejército de más de 3 millones de hombres invadió la Unión Soviética, rompiendo el tratado de no agresión firmado 2 años antes.
Hubo 3 ejércitos que se dirigieron, uno dirección Leningrado, otro a Moscú y el otro a Ucrania y llegando hasta Stalingrado y los campos petrolíferos de Maykop y Grozni.

Los alemanes fueron apoyados con tropas de Finlandia, Bulgaria, Italia, rumanía, Hungría y España entre otros.

Finalmente, la invicta alemana fue detenida en la Batalla de Inglaterra, durante la cual la Luftwaffe fue derrotada por la RAF. El ataque a la Unión Soviética en 1941 demostró que el ejército nazi era insuficiente para abarcar un territorio de esas dimensiones. Sus fracasos en las campañas rusas de 1941 (llegar a Moscú y cortar los suministros procedentes de Siberia) y 1942 (llegar al mar Caspio para hacerse con el petróleo), así como el ingreso de los EEUU (en diciembre de 1941) en el conflicto, dieron un giro que llevó a la destrucción del país bajo los bombardeos perpetrados por los aliados, que solamente se detuvieron tras la capitulación del régimen nazi el 8 de mayo de 1945.


En lo que más tarde llegó a ser conocido como el Holocausto, el régimen Nazi promulgó políticas gubernamentales para avasallar a varios sectores de la sociedad: judíos, comunistas, gitanos, homosexuales,francmasones, disidentes políticos, sacerdotes, predicadores, opositores religiosos y las personas con discapacidad, entre otros. Durante la época nazi, unos once millones de personas fueron asesinadas metódicamente por el Holocauto.






La Segunda Guerra Mundial y el genocidio nazi fueron los responsables de alrededor de 50 millones de muertos, entre ellos seis millones de judíos y un número semejante de rusos y tres millones de polacos.